Mis felicitaciones a todos los y las docentes que con plena legitimidad ejercen su profesión, entendiendo que no se limita a impartir contenido de una materia, sino que es el medio para formar personas que puedan emanciparse de las ataduras de nuestros días.

Celebro y reconozco a quienes en su práctica docente está la esencia de la educación freireriana, esa que busca la emancipación las personas, en lugar de la abundante capacitación que busca formar mano de obra al servicio de los terratenientes capitalistas de la esclavitud moderna.

Mi reconocimiento y mi solidaridad con quienes sus acciones son en sí mismas de resistencia y de rebeldía, pues las personas sólo tenemos una esperanza para aspirar a un mundo mejor y esa esperanza inicia con la “educación” —que no capacitación, repito—.

También, felicito y reconozco a quienes, muchas sin tener una formación académica, que desde los rincones más lejanos o más marginados buscan compartir su conocimiento con las nuevas generaciones, en un intento quizá informal o quizá inconsciente de educar.

Felicidades educadores, nuestro mundo necesita nuestra rebeldía.

Imagen 1: Paulo Freire y su obra ‘Pedagogía del oprimido’.

Mientras tanto en mi escuela… No hay nada que celebrar ahí, pues permanecen los atropellos hacia la dignidad de nuestro trabajo.

En la Escuela Superior de Cómputo (ESCOM), como también otras escuelas del Instituto Politécnico Nacional (IPN), continúan las contrataciones irregulares, la supuesta falta de recursos para ejercer la docencia plenamente frente a la opulencia de las autoridades, la falta de espacios (como cubículos) para que docentes atiendan a sus estudiantes y desarrollen sus labores frente a los espacios y las oficinas privilegiadas de directivos, la asignación discrecional de materias y favoritismo, la vigilancia y control obsesivo hacia los docentes, el elitismo salarial que hace cada vez más desigual el salario entre un técnico o un docente y el titular de la institución, entre tanto.

Imagen 2: Publicación de felicitaciones a los maestros en la página oficial del IPN en Facebook.

Desde hace casi una década, las contrataciones de nuevo ingreso han sido mediante el esquema frecuentemente conocido “por horas”. Esto implica que sólo se les reconoce remuneración para el trabajo y el tiempo que están frente a grupo e invisibiliza todo el trabajo extraclase, como: preparación de clase, investigación o actualización respecto de temas, calificación de evaluaciones, etc. Frecuentemente, sufren el retraso en sus pagos. Y, casi en su totalidad, se encuentran en una situación de indefensión debido a que la continuidad de su trabajo no está asegurada, al estar bajo contratos temporales y a discreción de las autoridades, no obstante estén realizando una labor sensatamente continua. Cabe mencionar que con esto último se les impide el acceso al carácter de trabajador de base como lo señala el artículo 6º de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado.

Imagen 3: Artículo 6º de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado.

Vivimos la simulación de una defensa sindical. Una representación que aparece en todos los eventos mediáticos pero permanece desconectada de sus representados (los trabajadores), a quienes excepcionalmente contactan para eventos como las elecciones de representantes sindicales. Tal es la simulación que muchos de los atropellos laborales, como los citados anteriormente, han estado ahí desde hace años y continúan casi sin oposición sindical. No falta a la verdad el mote de “sindicato charro”, pues este, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), surgió de los tiempos en el que el partido de Estado usaba a los sindicados como instrumentos de control electoral.

Imagen 4: El Secretario General del SNTE expresando sus ‘felicitaciones’.

Vivimos un ambiente laboral de individualismo y sectarismo. Uno dónde a pesar de que todos los trabajadores somos afectados, somos incapaces de construir esa unión que da la fuerza para combatir los atropellos cotidianos; esa fuerza y unión que los estudiantes sí han logrado generar, aunque de vez en vez, pero los trabajadores no.