Hace unos días, se difundió un video que exhibió a un profesor de nivel superior humillando a sus estudiantes. Días después, el profesor publicó un video con el que pedía disculpas por sus actos. Mencionaba que sus actos (humillantes) no reflejaban sus principios y lo que pensaba. Más días después, se difundió un tercer video de un tal Diego Borrego quien justificaba las acciones del profesor. Planteó argumentos tergiversados intentando justificarlo; mencionaba que “forjan carácter”, que ahora “el profesor debe ser extremadamente tolerante” para ridiculizar a los estudiantes, incluso banaliza que un ingeniero no se le puedan señalar sus errores porque “se puede ofender”, entre otras falacias.

De mi experiencia docente, pero sobre todo de mi experiencia como estudiante, afirmo y sostengo que ningún tipo de violencia está justificada dentro de la labor docente. ¡Nunca! Cualquier docente que considere válida la violencia, no debe ejercer la docencia. Ya basta de esa inercia que la justifica. Ya basta de pensar que “la letra con sangre entra”. Un docente que no es un motivador y un apoyo para el estudiante, no debe ser docente.